“¡Ay, Tlaquepaque pueblito!”. Un rincón tapatío que debes conocer

La famosísima canción “Guadalajara”, que casi es un himno en esta ciudad mexicana, hace mención a un pequeño poblado que hoy es uno de sus municipios: San Pedro Tlaquepaque. Y en esta ocasión, Movida Hispana te llevará a conocerlo.

Por sus calles encontrarás, a paso pausado, localidades históricas, iglesias, restaurantes y mucha artesanía. Es una forma de apreciar parte del legado colonial que tiene México a pocos kilómetros del centro metropolitano de la capital de Jalisco.

Si bien el origen etimológico de Tlaquepaque es muy discutido, las diferentes versiones concluyen que significa “lugar de barro”. Y precisamente una actividad artesanal que la hace muy conocida en el país es su alfarería, es decir, el arte de hacer vasijas u otros objetos de barro cocido. No solo encontrarás en sus calles vendedores de estos productos utilitarios, sino que el pueblo es sede del Museo Regional de la Cerámica, el cual reúne una selección de artesanía que data de los siglos XVIII y XIX.

Otro de sus atractivos turísticos es la Casa Histórica, una casona que data de 1790 y que fue testigo de dos acontecimientos trascendentales para la historia independiente de México. El 26 de noviembre de 1810 fue alojado en esta casa el padre de la patria don Miguel Hidalgo y Costilla, conocido popularmente como “El cura Hidalgo”, en un momento en el que se trasladó a Guadalajara para dedicarse a la creación de un “gobierno nacional” y declarar la abolición de la esclavitud. Años más tarde, exactamente el 13 de junio de 1821, Pedro Celestino Negrete firmó en la Casa Histórica la consumación de Independencia de México llamado el “Plan de Iguala”, proclamado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero.

En Tlaquepaque podemos contemplar algunas estatuas que dan cuenta de los elementos culturales que refleja el pueblo. Además de una estatua en honor al cura Hidalgo, en la parroquia de San Pedro Apóstol se encuentra la del papa Juan Pablo II, la cual fue inaugurada en 2006. Este santo es muy querido por todos los mexicanos, ya que visitó a esta nación en cinco ocasiones y canonizó al primer santo indígena: san Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el vidente de Nuestra Señora de Guadalupe.

Pero hay dos esculturas muy llamativas y que no debes obviar: la primera es el Monumento al Mariachi, también conocida como “Creo en mis raíces”, una escultura en la que se aprecian varios mariachis y bailarines que rinden honor a la manifestación musical más representativa no solo del estado de Jalisco, sino de México. En la placa que lo identifica se puede leer lo siguiente: “Homenaje a nuestras raíces, siendo parte de nuestra cultura mexicana y sus múltiples manifestaciones que se expresan en tradiciones. Este es el municipio donde el arte y la historia nacen de manos artesanas. Tlaquepaque: tierra de tradición y orgullo mexicano”.

La segunda estatua trata sobre la misma temática, esta vez se trata del Mariachi Rechoncho sentado en una banca. Fue elaborada por Rodo Padilla y su estilo recuerda a Fernando Botero, artista plástico colombiano que representaba bien gorditos a sus personajes. Los turistas aprovechan la ocasión para sentarse al lado del Mariachi Rechoncho y posar para sacarse fotografías o selfies.

Tlaquepaque también ofrece variada gastronomía. En muchos de sus restaurantes y puestos ambulantes puedes degustar chicharrones, quesadillas con flor de calabaza, chiles en nogada, pipián, pozole, tacos y el “filete Tlaquepaque”: un filete acompañado de chorizo, nopales y frijoles en salsa verde.

Si estás en Guadalajara por viaje o negocios, no dejes de visitar Tlaquepaque, un paraje que te desconectará de la rutina y te permitirá conocer un pedacito amable y apacible del México típico.